El puerperio emocional: más allá de los 40 días

El puerperio emocional es aquel que continúa una vez que la parte fisiológica ha vuelto a su equilibrio. Y digo a su equilibrio y no a ser como era porque nuestro templo ha sido habitado, ha cambiado y sería injusto exigirle algo que no le corresponde. Pero además es injusto que a día de hoy se siga transmitiendo el mito de los cuarenta días. Nuestro posparto va más allá de la cuarentena.

¿A qué nos referimos con puerperio emocional?

Estamos hablando de esa fusión que se produce entre bebé y mamá en términos psicológicos. Estamos hablando de sentirnos unidad, de ser dos (o más) y ser una a la vez.

Es esa etapa imprecisa que varía de un caso a otro en tiempo pero donde se siente una profunda necesidad de estar al servicio de la criatura. No en términos de sacrificio, sino en términos de ofrenda y entrega.

Este término lo acuña la psicóloga Esther Ramírez Matos, inspirada por Laura Gutman. Y creo que es tremendamente necesario que lo incorporemos cuando nombramos las maternidades porque estoy segurísima de que muchísimas madres se sienten identificadas con él. Porque ponerle una definición a sentimientos tan profundos es complicado pero también tranquilizador en una sociedad que nos presiona por ser las mismas que éramos, por hacer y hacer. Se nos exige ser productivas, al menos lo que el sistema capitalista entiende por ser productiva. Sin embargo se nos olvida que estamos inmersas en una transformación vital impresionante. Igual que se nos olvida que la criatura necesita sentir seguridad. A este respecto, Gutman dice:

Los bebés y niños pequeños son “seres fusionales”, es decir, que para “ser” necesitan entrar en fusión emocional con los otros.

Y principalmente esta fusión se da con la madre o figura principal de apego durante el periodo de exterogestación, que se suele situar alrededor de los 18 meses de edad. Sin embargo, el fin del posparto emocional no acaba con la exterogestación sino cuando crece la autonomía y una siente que pasa a otra etapa, que es el momento de retomar espacios o actividades. Este final puede venir marcado por la decisión de hacer un cambio en la dinámica del vínculo: quizás delegar más en otra persona cuidadora, o con el fin de la lactancia. Aunque por sí solas no lo van a determinar. Es decir, si la lactancia se termina por otros factores no quiere decir que esa fusión emocional vaya a finalizar.

¿Por qué se confunde el puerperio con la cuarentena?

Esta mirada de la gestación y el parto como eventos meramente corporales donde hace relativamente poco que empieza a considerarse la esfera emocional y las implicaciones neurológicas ha dado lugar a una visión demasiado simplista del posparto.

Esta confusión tiene mucho que ver con el desconocimiento de la maternidad con todos sus procesos y las necesidades de las criaturas. Pero si profundizamos podemos ver que el puerperio tiene distintas etapas.

Puerperio inmediato. Sucede en las primeras 24 horas después del nacimiento. Va a haber una gran influencia de las condiciones en las que el parto se ha desarrollado (en realidad va a influir en todas las etapas del posparto).

Puerperio temprano. Desde el segundo día a la semana.

Puerperio ampliado. Desde el octavo día hasta aproximadamente el día 40. ¿Te suena de algo? Efectivamente hasta aquí llegábamos hasta no hace mucho. Se consideraba que el posparto terminaba con el sangrado. Así, al recibir el alta médica ya podría darse por finalizada esta etapa en la que aunque podemos percibir a la madre mucho más activa, aún necesita de sostén y cuidados.

Puerperio emocional. Desde los cuarenta días hasta que termine la fusión mamá-bebé.

¿Cómo termina el puerperio emocional?

Ya hemos visto el cuándo pero ese “cómo” también es distinto. Una madre me describía en sesión que ella lo había vivido como un oleaje. Para ella el final había llegado con la incorporación de su hijo al colegio pero no había sido de forma abrupta, sino que había sucedido con idas y venidas. Unos días tenían la necesidad de estar más en contacto y otros la separación era más fácil. Es una especie de muerte y renacimiento dentro del vínculo.

Si algo me queda claro en todos estos años de acompañamiento a madres es que se puede hablar de fisiología, que las neurociencias nos ayudan a arrojar luz sobre muchos temas para entenderlos mejor. Pero sin embargo no pueden por sí solos enmascarar los sentires y opiniones de las madres sino que deben ser un complemento. Por eso escucharte y ser crítica con la información que nos llega es un trabajo continuo. Y por eso mismo te devuelvo a ti la voz: ¿Cuánto duró tu puerperio emocional?

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